Preocupación en Villameona. El entorno de Isabel Preysler ha confirmado que la reina de corazones no está bien y han saltado todas las alarmas.
La ex de Miguel Boyer afronta un año decisivo para ella, ya que Tamara Falcó se casa este verano, pero está claro que la socialité miente cuando afirma que se encuentra “bien”.
Isabel Preysler hace saltar todas las alarmas
Que la situación de Isabel Preysler es preocupante lo confirman los últimos movimientos de su entorno. Su hija Ana Boyer se pronunciaba el pasado miércoles sobre su madre, calificándola de madre “excepcional”.
Aún más sorprendentes fueron las palabras que le dedicó su exmarido Julio Iglesias. El cantante definió a la madre de sus tres primeros hijos como “una madre ejemplar, cariñosa y generosa, y como mujer, un diez y una maestra de la vida, y eso lo sabemos las personas con valores que hemos compartido su vida”.
El motivo de todos estos elogios es, básicamente, ayudar a la reina de corazones en este momento tan complicado. Parece que Isabel Preysler no levanta cabeza y su entono se ha tenido que movilizar para ayudarla.
Tamara Falcó también ha hablado del estado de su madre, Isabel Preysler
Tamara Falcó también se pronunció el pasado jueves. “Obviamente, no está pasando por su mejor época porque está recibiendo un golpe tras otro”, declaraba la marquesita de Griñón.
Y es su madre lleva unos meses muy complicados. A finales de año, anunciaba su separación con Mario Vargas Llosa. Una separación que ha sido de todo menos amistosa. Isabel Preysler y el Premio Nobel llevan semanas intercambiándose reproches en los medios de comunicación y la tensión entre ellos no ha parado de aumentar, con amenazas incluídas.
Seguramente, el golpe de gracia se produjo tras la muerte de Laura Boyer. La primera hija de Miguel Boyer falleció hace unas semanas y dio una entrevista póstuma que dejó por los suelos a Isabel Preysler. La fallecida y la reina de corazones no se llevaban bien desde la muerte del exministro. De hecho, Laura Boyer murió estando peleada con su hermana Ana, ya que ni tan solo se dirigían la palabra.